martes, 1 de agosto de 2017

Camila Rodríguez Triana
Reflexiones del artista sobre el proceso de ATENTAMENTE.
2016.







Publicación ATENTAMENTE. Escrita por Camila Rodríguez Triana y Producida por Heka Films S.A.S



El proceso de hacer la película ATENTAMENTE fue un proceso que me implicó mucho tiempo porque me costó mucho digerir el lugar y la forma como el tiempo transcurre allí. Necesité tiempo para comprender cómo se mueve el mundo en ese lugar y cómo entraba yo en ese movimiento. Esto me implicó transformar poco a poco mi propio movimiento para poder entrar, sentir y entender el mundo de ese ancianato: cómo se siente y se vive el mundo desde allí o, mejor, cúal es el mundo que se vive y se siente allí. A partir de ese entrar, sentir y comprender ese lugar y esas personas desde mi mirada, se creó esta película; a partir de esa relación que ese mundo y yo establecimos.


En esta película los límites fueron fundamentales en la definición de la misma. Pero no sólo los límites de los encuadres, sino los límites míos, los límites del lugar y los límites de las personas con las que trabajé. Límites y limitaciones, pero también posibilidades. Cuando empecé el proceso de hacer esta película sólo contaba con la intuición de que allí sentía algo importante que no terminaba de entender, pero que me hacía estar allí; contaba con mi dinero, que no era mucho, y con la ayuda de mi mamá. Esa limitación me impidió pensar en la posibilidad de transformar ese lugar para que se adecuara a mí o a la idea o ideas que yo iba teniendo de lo que podía ser esta película y rápidamente entendí que era yo quien debía transformarme para entrar en ese lugar. Ese límite o limitación marcó el proceso que hoy estoy convencida fue mucho más fructífero que el proceso inverso, porque además de hacer esta película, me permitió crecer como persona y artista. Alguna vez escuché a alguien decir que a veces los proyectos tienen que esperar a que uno esté listo para hacerlos y creo que eso fue lo que pasó con esta película. ATENTAMENTE tuvo que esperar seis años a que yo estuviera lista para hacerla y antes de ella existieron muchas películas que no fueron películas, pero que hicieron parte de mi proceso allí. Yo tuve que transformarme, tuve que entrar en ese mundo, tuve que entrar en ese tiempo, tuve que comprenderlos a ellos, tuve que comprender y sentir ese lugar para que con mis limitaciones y sus limitaciones, se pudiera hacer la película. Me aprendí los horarios, a qué horas había silencio en determinado espacio; me aprendí sus rutinas, aprendí qué les molestaba, hasta dónde podía hacer variaciones de su cotidianidad, aprendí a quiénes podía invitar y a quiénes no y cómo llevar a estas personas a dar lo mejor de ellos dentro de sus propios límites, me llené de los sentimientos que viven en ese espacio y fui construyendo la película. En definitiva, ATENTAMENTE es una película que nació entre límites y que, como el agua, fue encontrando su camino.


En el caso de Alba y Libardo que son los personajes principales de la película, por ejemplo, tuve que hacer un trabajo previo muy extenso. Pero fue un trabajo que no consistió en prepararlos como actores, sino en que yo entendiera qué me podían dar ellos o qué le podían dar a esta película desde lo que eran en ese momento, desde sus posibilidades y límites, desde sus maneras de moverse, desde la etapa de sus vidas en la que estaban, desde sus historias, sus dolores y alegrías, desde sus genios, sus caprichos, desde sus maneras de reaccionar, etc. Yo tuve que descubrir qué podían dar ellos en el hacer, porque ni ellos eran del todo conscientes de lo que podían dar. Pero también tuve que comprender cómo podía guiarlos, y cada uno fue muy diferente al otro. Hacía ensayos para conocer sus reacciones, para saber cuándo se cansaban, y para ensayar distintas maneras de guiarlos, hasta encontrar la que más me funcionaba con cada uno. Este conocimiento que adquirí de nuestros límites en este trabajo previo definió muchas cosas de la película: quién iba a ser el personaje principal, cómo iban a ser las escenas, cómo podía ser contada la historia, cómo podían generarse las sensaciones, teniendo siempre conciencia de los límites de todos e intentando encauzar las posibilidades que tenía, dentro de esos límites.


En el proceso de ATENTAMENTE también está el límite del tiempo y de la fragilidad de la vida, que es la sensación de la película. Muchas de las películas que no fueron películas se me derrumbaron porque la persona con la que estaba trabajando se moría y era un poco el tiempo quien decidía que esa película no sería película; el límite de los tiempos de vida. Y no serían películas, porque no tenían que ser películas, eran vivencias que hacían parte del proceso para llegar a lo que iba ser la película, para que yo me llenara de las sensaciones que después debía poner en ATENTAMENTE. Eso no fue nada fácil de comprender y me trajo varias frustraciones en el proceso. Pero cuando sentí que había comprendido la sensación de ese lugar que me hacía estar allí: una sensación que se formaba del lugar y de la historia de Libardo y Alba, supe que debía hacer la película en ese mismo momento, sin esperar las condiciones “ideales”.

Hice una película de amor, en medio del desamor y esa mirada del amor, está en la película: una mirada de contrarios. El amor y el dolor de la pérdida; el estar y el no estar; la ilusión y la dificultad de la realidad. Todos contrarios.

En esta película usé el contrario para fortalecer el otro lado de la emoción o de la sensación. Así como para mí era importante la historia de Alba y Libardo y esa ilusión, ese amor y esa búsqueda de privacidad que para mí es vida, de igual manera, era importante construir el contrario, que es de donde nace ese amor y lo que lo hace más bello, que es la sensación que se vive en ese ancianato: la sensación de muerte. Esa sensación de muerte la quería construir a partir de una imagen de ese lugar, que no es la imagen del ataúd o las imágenes de muerte que más conocemos y que se relacionan con el cuerpo, con el color negro o con el llanto. Esa imagen la encontré en mi proceso de entrar en el mundo que vive en ese lugar y está relacionada con lo que significan las camas para ellos. La cama es el único lugar “propio” que ellos tienen, donde guardan sus cosas, donde deciden quién se sienta y quién no, en donde está su individualidad. Cuando están vivos, sus camas son su reflejo, pero cuando uno de ellos muere, su cama y sus cosas son recogidas y queda la imagen de una cama vacía, de la que se ha borrado la individualidad para volverla neutra, gris. En esa neutralidad para mí estaba la muerte. Por eso la imagen de sus camas cuando están vivos y cuando no, se vuelve muy importante como objeto metafórico y sensible de lo que pasa allí, de los contrarios que viven allí.


En el momento que hice ATENTAMENTE también tenía unos pensamientos y unas preguntas previas sobre el cine, las cuales jugaron un papel fundamental en las decisiones que tomé sobre esta película y, por lo tanto, en lo que esta película es.

Yo quería lograr crear una película en la que toda la fuerza estuviera depositada en la imagen y en la construcción sonora de esas imágenes. Quería que las imágenes hablaran más que las palabras. Por esta razón sabía, desde el principio, que quería que en esta película la palabra hablada fuera mínima, absolutamente necesaria. Desde el principio yo había definido que quería que las imágenes que yo había visto en ese lugar y que el sonido de ese lugar lograran entrar en esta película y hacer sentir lo que me habían hecho sentir a mí. No quería sentarme a contarles lo que yo había sentido o que los personajes se lo contaran por medio de las palabras, quería lograr que la construcción de ese espacio en la película se los contara como me lo había contado a mí. Por esta razón, cualquier enunciación que no fuera imprescindible, quedaría por fuera.

El único momento de la película en donde se usa la palabra hablada para contarnos unas situaciones, es el encuentro de Libardo y su hija; es ese momento donde ellos dos se miran a los ojos y tienen que enfrentar juntos su historia, después de muchos años de no verse. Pero a pesar de que allí la palabra hablada tiene un peso importante, para mí fue fundamental lo corporal como forma de expresión: cómo se mueven, cómo están sentados, sus miradas, sus reacciones ante los movimientos del otro, sus silencios. Esa conversación y su corporalidad en ese momento nos cuentan una historia pasada, de la que no tenemos imágenes, de la que sólo tenemos ese encuentro y sus recuerdos, que se convierten en la imagen del pasado. Por medio del uso de la palabra en estas escenas, que se diferencia del resto de la película, se crea un contraste entre esos dos tiempos: el tiempo presente de Libardo, que está muy lleno de silencio, y ese tiempo pasado que debe recordar y enfrentar al encontrarse con su hija. De ese encuentro y de ese afrontar lo que pasó y lo que él fue, nace la posibilidad de hacer realidad esa ilusión que ha estado buscando durante toda la película.

Pero mi idea de prescindir de todo lo que no fuera absolutamente necesario fue más allá de la palabra hablada: quería que todos los elementos que no fueran imprescindibles, quedaran por fuera. Quería confiar que con lo esencial iba a poder transmitir eso que yo quería. El proceso de ATENTAMENTE, en gran medida, fue quitar elementos hasta reducirlos a lo mínimo y confiar en las imágenes a partir de las acciones, del tiempo, de la sensación del tiempo, de la quietud, de la cotidianidad.

Y bajo esta idea de conservar solo los elementos escenciales tomé decisiones sobre la luz, el arte, la música, etc. Por ejemplo, en el caso de la música en el cine, yo siempre he tenido la sensación de que hay que ser muy cuidadosos para que la música no se vuelva una forma de tapar los vacíos emocionales o sensoriales de las imágenes, una forma de autoengañarnos como directores y de engañar el público. Siempre he evitado usar música, si no existe una relación directa entre la historia o lo que es la película y esa música. En el caso de ATENTAMENTE, este ancianato estaba lleno de música, porque todas las personas que viven allí tienen radios prendidas como una forma de acompañarse. Toda la música que suena en la película, sale de las radios que ellos tienen. Pero como no podía usar las canciones que ellos estaban escuchando realmente cuando yo los estaba grabando, por una cuestión de derechos de autor, otro de los límites entre los que tuve que jugar, intenté entender por qué cada uno de ellos escuchaba esa canción y no otra. En las personas que elegí para que salieran en la película escuchando radios, existía una relación directa entre sus vidas, sus dolores, sus emociones y la música que escuchaban. Todas las canciones los remitían a una emoción o a una persona que había hecho parte de su vida. Además, el proceso de repasar su propia vida es continuo en este lugar, por la quietud en la que están durante gran parte del tiempo. Por eso, la decisión que tomé frente a las canciones que se compusieron, para que ellos escucharan de esas radios en la película, fue que fueran canciones basadas en sus propias historias y que conservarán los ritmos que ellos solían escuchar: salsa, tangos, milongas, boleros, etc. También me interesaba que las canciones tuvieran una textura que nos hiciera sentir el tiempo.  Todas las canciones que escuchamos de sus radios, nos hablan sobre las historias de esas personas que las escuchan y sobre ese proceso que ellos hacen de repasar sus vidas en esa quietud. Y todas las canciones que compusimos están cargadas de un tiempo pasado: en los instrumentos que suenan, en la forma en como las grabamos, en la forma de mezclarlas, en la textura de su sonido, etc.


En el caso de la luz, la propuesta fotográfica siempre fue trabajar el lugar como era. Trabajamos toda la película con luz natural, también entendiendo las dinámicas de la luz como se presentaban allí: cómo entraba la luz en cada espacio y a cada hora. Esa es una decisión que, por una parte, se tomó a partir de nuestros límites de producción, pero también nació de una pregunta que yo tengo en este momento acerca del cine que se está haciendo y que está relacionada con el esteticismo de las imágenes. Se crean imágenes fotográficamente bellísimas que en algunas ocasiones distraen de lo que se respira realmente en esas imágenes. Yo pienso que el cine se está yendo hacia un interés por crear imágenes estéticamente muy bellas pero que muchas veces esa construcción de la imagen no está relacionada con la película misma, con la sensación de esa película y que esconde imágenes vaciadas de algo más que esa belleza estética. Yo quería renunciar a ese esteticismo de la imagen, que de alguna manera nos protege y hacer imágenes partiendo del lugar en donde estábamos, de la sensación y la textura de ese lugar, de la luz de ese lugar y de esas personas que retratábamos.

Una decisión similar se tomó respecto al sonido, el cual trabajamos a partir del paisaje sonoro de ese lugar, de la construcción del mismo y de la reducción de elementos hasta llegar y encontrar el punto de ese sonido que vive en ese ancianato, y que queríamos que estuviera en la película.

Hay algo importante de esta película que sé que será comentado en su posteridad, por esta necesidad de los humanos de clasificar las cosas en grupos. ¿Documental o ficción? Hace un tiempo escuché una conferencia de Alain Badiou, donde hablaba de las condiciones y características del arte contemporáneo y una de esas características era la creación de híbridos, en donde se vuelve muy difícil saber si es una cosa o es otra: si es pintura o es performance, si es performance o es un video, etc. Yo siento que la película ATENTAMENTE vive en un híbrido entre el documental y la ficción, porque tiene elementos de las dos y esto hace muy complicada su clasificación, por lo menos para mí. Muchas de las decisiones que tomé hacen parte del documental, por ejemplo, todo el retrato y el tratamiento que le di a la construcción de lo que es ese ancianato y las sensaciones y el tiempo que vive allí. Es absolutamente documental cómo se muestra, cómo suena, cómo se ve, cómo se siente ese espacio en la película, porque hice un trabajo de entrar allí, de comprenderlo, de sentirlo, de explorarlo, de crear un espacio para mí y mi equipo de trabajo dentro de ese lugar y así poder retratarlo en esa relación de lo que es ese espacio y mi mirada. Todas las imágenes de acciones, de cotidianidad, de metáforas nacieron de lo que es realmente ese lugar y de lo que pasa allí. La historia de Libardo y Alba es una historia real, que sucedió mientras yo estuve trabajando en este ancianato. Yo vi esa historia, mientras me estaba adentrando a ese lugar y después la reconstruí para la película, siendo lo más fiel a la forma en la que sucedió, pero también aportando mi mirada a esa historia. Para mí esta película vive en un límite entre el documental y la ficción que se siente y es innegable y que hace muy difícil, incluso para mí misma, meterla en una categoría que excluya a la otra. A partir del proceso de esta película he pensado mucho en una frase que leí de Vincent Van Gogh “Mi gran deseo es aprender a hacer tales inexactitudes, tales anomalias, tales modificaciones, tales cambios de la realidad que de ahí salgan, pero si, mentiras si se quiere, pero más verdaderas que la verdad literal (…)”


Por último, me voy a referir a otra pregunta o preocupación que tengo sobre el cine y que aborda la relación entre la forma de producción y lo creativo en el hacer de una película que, desde mi punto de vista, muchas veces se contradicen. Siento que el proceso de producción de una película como está planteado en el modelo “industrial” es muy hermético y esto genera una contradicción directa con lo que implica el trabajo creativo. Se produce pensando en el dinero y esto ya es una contradicción si se piensa que el cine es arte. Por ejemplo, la división tan cerrada de las etapas del hacer de una película: escritura, preproducción, rodaje, montaje, etc, es absurda desde lo creativo, porque casi siempre se le niega al director la posibilidad de devolverse para rehacer imágenes o cosas que en la etapa de montaje se da cuenta que no están logradas. Pienso que habría que entender que en el trabajo creativo es necesario probar y equivocarse para encontrar el camino. De otra manera, se está obligando al director a ponerse él mismo una camisa de fuerza. Pienso que debe entenderse que en el proceso creativo todo se transforma y cambia, por lo que ese hermetismo que existe con el guión, con el rodaje o con el presupuesto a veces es absurdo. Lo hermético que se vuelve el sistema de producción va en contradicción no solo con el arte, sino con la vida. En el caso de ATENTAMENTE, el sistema de producción estuvo al servicio del trabajo creativo y las etapas de escritura, rodaje y edición se hicieron simultáneamente: yo iba y grababa, veía esas imágenes en mi casa y a partir de allí sabía que tenía qué ir a grabar nuevamente. Las imágenes y mi relación con ellas fueron las que marcaron el camino del hacer de esta película. Siempre pude devolverme, siempre pude probar nuevos caminos, pero esto solo podía saberlo cuando veía las imágenes que había grabado y cuando iba construyendo esa película en mi computador y en mi mente. A partir de allí escribía y volvía a ese lugar a trabajar sobre lo que esas imágenes me habían arrojado. No sé si ATENTAMENTE sea una obra de arte, eso lo dirá la historia y lo dirán ustedes, pero para mí como artista y directora fue fundamental poder trabajar de esta manera y tener la libertad de mirar, escuchar y sentir las imágenes que yo misma iba haciendo, porque me dio la posibilidad de entender eso que estaba haciendo desde las mismas imágenes, desde el mismo material que arrojaba el trabajo y creo que tener esa posibilidad es fundamental en el trabajo creativo.

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