martes, 1 de agosto de 2017

Camila Rodríguez Triana
El hacer del artista I
2015

Hace un tiempo vengo pensando en la idea de que el ser artista no está ligado a la imagen del artista como ser especial, que crea algo. No en mi caso. Desde hace un tiempo pienso que yo no creo nada, que eso no es lo que hago. Ahora pienso que toda la belleza ya está creada, ya existe y que esa idea de que el artista la crea es falsa. Creo que el artista, simplemente, a veces puede intuirla y su trabajo, justamente, consiste en quedarse allí para entenderla, sin estar segura que entenderla sea la palabra adecuada. Quizás conectarse con ella, sentirla, hasta descubrir como fijarla, como hacerla visible para otros ojos. Nada más. 

Y, aunque el trabajo del artista puesto así parezca poco, al quitarle al artista ese don de creador, me parece una idea del arte muy ligada y muy crítica al tiempo que vivimos hoy.  Un tiempo de la inmediatez, de la velocidad, del espectáculo, del estar en mil lugares a través de las pantallas y en ningún lugar realmente, de no tener tiempo para contemplar, de vivir afuera de nosotros mismos, en la apariencia, en el exterior. Es un arte que en su idea misma se opone a la forma en que este sistema nos ha enseñado a vivir, porque nos exige justamente lo contrario: contemplación y tiempo. Sólo con la contemplación y el tiempo se puede saber realmente donde hay algo importante y en donde la técnica pretende ocultar  el vacío. 

Quizás tomarse el tiempo para pensar y reflexionar en el mundo de hoy, sea el acto más revolucionario. 






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